miércoles, 16 de mayo de 2012

COOPERATIVAS

117 AÑOS DE EMPALME OLMOS

SEMANARIO VOCES | 03/05/2012 | 
 Basura

 Tuve oportunidad de escuchar esta semana personalmente y por radio al Licenciado Juan Canessa, Director de la División Limpieza de la Intendencia de Montevideo, exponiendo el Plan Director de Limpieza (2011).

Precedieron al Plan actual, el Plan Director de Residuos Sólidos para Montevideo y Área Metropolitana elaborado en el período 2003-2005 por el consorcio Fichner - LK Sur y el Plan de Impacto, elaborado por esta administración para dar cumplimiento a la propuesta de la Intendenta de Montevideo, Ana Olivera, de dejarlo limpio a seis meses de su asunción (2010).

Explicó el Lic. Canessa que el Plan Director no se aplicó porque proyectaba la disposición final de los residuos sólidos urbanos en Ecilda Paullier y la Intendencia de Canelones desistió de esa implantación para el relleno sanitario de toda el área metropolitana. Señaló además que el diagnóstico que lo basaba resultó obsoleto, por la multiplicación del volumen físico de la basura en Montevideo entre 2005 y 2011.
Agregó que el Plan fue elaborado por actores externos a la Intendencia, desconocedores de la idiosincrasia local. El Director de Limpieza señaló que, no obstante, el Plan Director y su Plan de Acción estaban siendo utilizados como base de las políticas de su División, previa su adecuación en talleres "participativos", llevados a cabo con actores del sistema (funcionarios municipales, empresarios, hurgadores).
El Plan de Acción vigente se divide en ocho grandes áreas, en las que se concentrarán las acciones. Dentro de esos rubros se desglosan 46 acciones diferentes, que no aparecen jerarquizadas estratégicamente. Resumen lo que ya hace hoy la Intendencia, con el agregando de términos como "mejora", "aumento", "especial", "concursos y premios" y de expresiones de intención similares.
En resumen, más de lo mismo. Como innovación señala que "se promoverá la separación en origen de residuos secos para su posterior valorización a través de plantas de clasificación manuales y semiautomáticas", para lo que se propone un área experimental en Pocitos, donde se prevé que se haga clasificación doméstica de la basura y que cada ciudadano lleve los residuos secos que obtuvo a lugares de colecta ubicados en colegios u otros sitios accesibles. De allí serán llevados a las plantas manuales, para su separación.
En su exposición, el Director señaló que el negocio de la basura es multimillonario eidentificó a varias de las firmas legales mayoristas. Parte de la basura comprada a precios irrisorios a los hurgadores se exporta al extranjero, para su reprocesamiento. Agregó que los cientos de recolectores que aportan materia prima a esas firmas, son trabajadores informales y sin ningún tipo de cobertura.
Dijo también que los impuestos que pagamos por limpieza no cubren el costo de la actividad y que además del aporte ciudadano se requieren importantes subsidios del presupuesto general de la Intendencia. No agregó que el costo la. recolección y limpieza de Montevideo dobla el de ciudades de la región y sí dijo que Montevideo era la única ciudad de América del Sur donde el sistema de contenedores no había funcionado. A una pregunta periodística señaló que en su casa su familia no clasificaba, quizás porque lo desalentaba el vertido posterior de todo en un mismo contenedor.

  LOS RESIDUOS SÓLIDOS
Los ciudadanos tenemos poco conocimiento del proceso que implica la generación y disposición de residuos sólidos. Nuestro único rol al respecto parece ser llenar bolsas de plástico con lo que no queremos o podemos usar a nivel doméstico y depositarlas en el contenedor más próximo, donde los hay, o dejarlas en la acera, para que los servicios municipales se las lleven.
El otro contacto que tenemos con la basura es más bien visual: nos molestan y protestamos por las bolsas desparramadas alrededor de los contenedores y también por los carritos que recorren la ciudad en recorridos atípicos y ajenos a las normas de tránsito, conducidos por mayores y niños. Sabemos poco que en las ciudades y pueblos del interior no hay casi basura. Los residuos orgánicos alimentan animales domésticos (gallinas, cerdos, perros).
La escasa basura inorgánica suele ser atesorada: bolsas, papeles, frascos y botellas son allí bienes escasos. La basura en las grandes ciudades es un producto residual del flujo de materia que entra a los ámbitos de vida (urbanos y domésticos). Sólo usamos una parte de ese flujo y descartamos, todo mezclado, lo que no nos sirve, en la expectativa de que la sociedad "disponga" de esos "residuos", sin apercibirnos de que no son tales: en realidad son recursos. La prueba más clara de que lo son, es que hay gente que vive de ellos y otra que los compra, reprocesa y vende y que, por supuesto, no pierde. La Intendencia, actuando en nombre de la sociedad, entierra esos recursos, para lo que necesita disponer de tierras, camiones, personal e ingentes recursos financieros. ¿Quién gana y quien pierde con esta manera de generar y disponer de los residuos (a los que calificamos de basura)?

  TOMEMOS TRES EJEMPLOS CRÍTICOS: BOTELLAS PLÁSTICAS:

La Ley de Envases - N°17849 (2004), establece la competencia del MVOTMA para definir las normas aplicables a "... los embotelladores o importadores de aguas, refrescos u otros líquidos destinados al consumo humano o que sirvan para la preparación o cocción de alimentos con el mismo destino, así como aquellos que contengan soluciones aptas para la desinfección y la limpieza. Están comprendidas las bolsas de plástico como envases y envoltorios.regular." La misma Ley establece que "... queda prohibida la fabricación, importación, comercialización, venta, distribución y entrega a cualquier título, de aquellos productos alcanzados por la presente ley, que no se encuentren comprendidos en un plan de gestión o sistema integrado de gestión de los residuos de envases, envases usados y envoltorios de plástico". Se estipula además la obligatoriedad de que el comerciante que venda esos productos acepte la devolución de los envases (retornables o no retornables). Pese a la vigencia de la Ley, se usan. Las empresas fabricantes ahorran la recogida y lavado de los envases reusables.
 El comprador recibe, encantado, algo "gratis" y ahorra el esfuerzo de cargar de retorno una botella pesada para devolverla al comercio. El comerciante ahorra espacio de guardado de envases y tiempo de sus empleados. Todos los contribuyentes pagamos el costo de la disposición final de los envases... o de convivir con quienes viven de revolver la basura para recuperar los envases y venderlos a quienes hacen con ellos productos comercializables.

  LAS BOLSAS PLÁSTICAS:

 Nos facilitan las compras. Juntamos más de las que precisamos en nuestras casas. Dice el Lie. Canessa que está prohibido que lleven propaganda, pero igual la tienen. Las usamos para deshacernos de nuestros residuos sólidos y para llevar y traer objetos. Pero aceptamos más de las que usamos. Para quienes venden, la "bolsa" tiene un costo mínimo. Quienes compramos las recibimos de regalo. No nos gusta verlas volando por toda la ciudad, colgadas de árboles, ensuciando jardines públicos o destrozadas al pie de contenedores. Ganan los que nos las regalan porque difundimos su publicidad hasta dentro de nuestras casas y porque "comprar" se nos hace más fácil que si lleváramos nuestra propia bolsa. Pierde la sociedad entera, en sus espacios públicos y en la disposición final de bolsas que son, o no, bioprocesables.

  LOS PAÑALES PLÁSTICOS:

Son de los tipos de basura más dura e intratable. Combinan materias de procesamiento casi imposible: plásticos y fecales pegoteados. No pueden reducirse y contaminan todo lo que esté próximo, al tirarlos "a la basura junto con residuos limpios secos y húmedos. ¿Quién gana? Padres liberados del enojoso proceso de lavar pañales, comerciantes que fabrican y venden. Quien pierde: la sociedad toda, que debe subsidiar esas dos actividades. En esos tres casos, como en tantos otros, se fabrican e introducen en el mercado objetos materiales destinados a ser basura. En los tres casos el costo de esas opciones se transfiere a toda la sociedad. ¿Quién debería pagar el costo de disponer de esos materiales? Los que lo producen y los que los usan. Esto significa que no es admisible que quienes no producen ni usan productos destinados a ser basura paguen el costo en más generado por quienes optan por usarlos.
El volumen enorme de basura que se maneja hoy (y que el Director Canessa afirma que se duplicó en éstos últimos años) depende - entre otros factores - de que se permita "fabricar" basura y de que admitamos consumir esos productos. En Montevideo debe levantarse y disponerse de alrededor de 2300 toneladas por día de "residuos". Manejarlos eficazmente es un problema de gestión de recursos, tanto económicos como financieros. Las soluciones deben implementarse en todo el ciclo, comenzando por la fabricación de productos, su comercialización, la manera en que cada persona usa y dispone de los bienes que adquiere o recibe y la forma en que la sociedad acepta y maneja los residuos generados. A esos efectos, hay un primer escalón normativo. Las leyes se han hecho para cumplirlas sin excepción y las autoridades competentes deben hacerse responsables de hacerlo. Si éstas no fueran adecuadas, deben promover, fundadamente, su modificación. Lo que no es aceptable es hacer caso omiso de sus disposiciones. Esta afirmación refiere particularmente a la delegación tácita y explícita de competencias constitucionales y legales en terceros, como es, por ejemplo el hecho de la Intendencia de Montevideo reconozca que el 40% (o más) de los residuos domiciliarios de la ciudad son levantados, clasificados y desparramados por hurgadores. Una segunda instancia pasa por analizar el flujo de los productos a través de la sociedad. Un manejo responsable de los bienes que circulan por nuestras manos requiere que tanto comerciantes como quienes adquirimos y usamos productos, lo hagamos racionalmente y responsabilizándonos (comportamental o económicamente) de nuestras acciones. Esto se lleva a cabo aplicando el principio contaminador-pagador. Podemos generar basura... haciéndonos cargo de los costos añadidos, en cada circunstancia. Esos costos en más deberán expresarse en el precio de los productos.
El diferencial de costo debe ser vertido a las intendencias, como responsables de la limpieza urbana. Generamos basura no clasificada. Los hurgadores rescatan lo que pueden usar o venden y tiran donde pueden (cañadas, baldíos, calles y aceras) lo que les sobra. La Intendencias disponen de lo no levantado y, si pueden, de los restos dejados por los clasificadores informales. Lo recogido se entierra, todo entreverado, en el predio de Felipe Cardozo (que por otra parte está al límite de su capacidad receptora).El recogerla en toda la ciudad, llevarla al sitio de disposición final, apilarla, apisonarla y enterrarla implica maquinaria, mano de obra, combustible, terreno y contaminación ambiental: ratas, gaviotas y moscas alternan allí con hurgadores desprotegidos autorizados a buscar en la gran montaña descargada por los camiones. Es muy fácil clasificar la basura en ámbito doméstico, antes de mezclar lo fácilmente reutilizable, limpio y seco (cartón, papel,vidrio, metales), prvio a que se contacte con basura húmeda (en general orgánicos) o contaminante (pañales, remedios desechados, pilas y baterías).
Se hace en todo el mundo y en muchos vecindarios el ingreso que se genera recuperando productos, paga mejoras locales. En Uruguay esta clasificación se hace desde hace años por iniciativa de los vecinos en Nueva Helvecia, con excelente resultado. Nadie se siente bien si clasifica en su casa y después tira todo al mismo contenedor y sabe que todo va al mismo relleno sanitario. La responsabilidad de revertir esta situación es exclusivamente municipal. Corresponde al MVOTMA instrumentar la aplicación de la Ley de Envases, que disminuiría sensiblemente el volumen de residuos y su potencial de permanencia.
La prueba hecha con el hábito de fumar nos habla de que los uruguayos entienden y aceptan rápidamente la modificación de sus hábitos... si lo que se les pide es coherente. La disponibilidad en nuestras calles del recurso basura alimenta la informalidad y la marginalidad. Nos deshacemos de bienes potencialmente reusables. No instrumentamos social o individualmente su transformación, no penamos la "producción" de bienes sin posible procesamiento posterior (por su volumen o por su naturaleza) ni su introducción "regalada" u onerosa en la sociedad, hacemos leyes que podrían minimizar el volumen de residuos y no las cumplimos. Los planes elaborados con quienes son beneficiarios del mal uso (recolectores y clasificadores informales, funcionarios municipales, empresas que medran con la basura que producimos) sólo dan opciones de "más de lo mismo": procesos más caros en una ciudad más sucia. No está mal que participen los involucrados, pero su participación debe hacerse de manera que el bien común prime sobre su interés corporativo. No resulta aceptable el concepto de que se puede externalizar hacia la sociedad los mayores costos derivados de acciones privadas o empresariales.
Quienes producen botellas plásticas y quienes optan por usarlas, quienes eligen los pañales de plástico, quienes "premian" a sus clientes con montones de bolsas plásticas deben hacerse cargo de el costo de su procesamiento formal posterior, recogiendo y tratando adecuadamente sus productos o pagando inexcusablemente a la sociedad el costo de hacerlo. La ausencia de la basura-recurso en las calles es un elemento clave para que desaparezca toda la cadena informal que de ella vive. La creación de procesos productivos formales, puede dar ocupación integrada a quienes hoy trabajan de manera marginada y degradante, adultos y niños.
 El primer paso es atacar la generación de basura. El segundo es que los generadores de residuos se hagan cargo del costo de su ciclo completo, minimizando la externalización de procesos a la sociedad o pagando por aquellos que resulten inevitables. El tercer paso a encarar es la clasificación domiciliaria obligatoria, que no tiene sentido sin una recolección diferenciada. El cuarto es el nuevo diseño institucional de los procesos de gestión de los residuos sólidos y la limpieza urbana, partiendo de la base de que estos procesos son competencia indelegable de las Intendencias y que éstas deben asumirlos formalmente. Esto significa que la recolección informal es inaceptable, por lo que implica para la calidad de vida y salud de quienes viven de ella y por lo que implica para toda la ciudad. Minimizado el volumen de residuos generados, debe procederse a la disposición final de lo que no pueda ser recelado. Hay varios procedimientos probados ya en el mundo. En muchos de ellos se recupera energía como insumo aprovechable socialmente. La opción debe ser técnica y basada en la optimización de los costos y beneficios públicos.
 Lo que no debiera suceder es que se opte por sistemas propuestos por empresas que buscan - lógicamente - su propio lucro y que se promocionan invitando a jerarcas a viajar para visitar sus plantas. El Uruguay tiene técnicos capacitados para asesorar debidamente a los decisores. Y si alguien debe viajar a analizar in situ un proceso, deberá ser ese técnico y no una excur sión de políticos. El gran cambio pasa por saber que los residuos sólidos son un recursos y que es imprescindible que la sociedad los procese de la manera más eficaz.
EL PAIS | 29/04/2012 




Dos planes para la crisis de la basura Los intendentes deciden. Varios jefes comunales mostraron su adhesión a la propuesta de una empresa de capitales norteamericanos y uruguayos La IMM apuesta a inversores italianos
 CARLOS CIPRIANI LOPEZ

 Mientras agoniza la vida útil del vertedero municipal de Felipe Cardoso, que hoy recibe más del doble de toneladas de basura que en 2005, Montevideo y los departamentos del interior debaten desde hace años cómo deshacerse de los residuos. Dos proyectos bien diferentes sobre la disposición final de residuos están hoy sobre la mesa de los intendentes y la definición podría entrar en breve en la recta final.
 Tres elementos pautan las diferencias entre ambos planes y constituyen los ejes de la discusión: los costos, el emplazamiento final y los efectosambientales que se derivarían de su funcionamiento.
El primer proyecto a estudio fue presentado en agosto de 2010, por parte de la empresa Sanitas Partners, un grupo de capitales norteamericanos, argentinos y uruguayos, y contempla la construcción y operación de una estación de transferencia de residuos sólidos urbanos y un sitio de disposición final que estaría ubicado en el departamento de Durazno. El proyecto se llevaría a cabo en el marco de la ley de Participación Público-Privada y, por ello, fue canalizado a la Corporación Nacional para el Desarrollo.
En diciembre de 2011, el Congreso de Intendentes, en la reunión que se denominó Anchorena II, consideró la propuesta de Sanitas al punto que se redactaron cartas de adhesión de varios jerarcas municipales a favor de la propuesta. El propio presidente del Congreso recomendó estudiar el tema.


DESTINO SEGURO.

La empresa tiene una mayoría de accionistas e inversores uruguayos y a la vez está asociada a una firma norteamericana con 30 años de experiencia en el manejo de tecnología.
Su director, el biólogo Diego Moyano, dijo a El País que "cuando se habla de disposición final de los residuos, se refiere a qué destino seguro se da a toda aquella basura que ya no tiene más vida útil".
El proyecto de Sanitas propone tres instancias en el proceso de disposición final de los residuos.
En cada región en donde se genera el residuo, se construye una pequeña planta en la que los camiones recolectores descargan los residuos. Es la etapa de transferencia, que se completa cuando la basura se coloca en un contenedor compactado, tipo marítimo. Esa estación reemplaza el vertedero local a cielo abierto.
La segunda etapa es la del transporte, el traslado en trenes a un lugar alejado de los recursos naturales, turísticos, económicos, o urbanos. Después de eso, los residuos se vuelcan en un vertedero regional de biomasa, que es un centro de generación de energía, constituido por unas celdas, algo así como grandes ollas construidas a nivel del suelo, de una hectárea cada una.
 El sitio elegido para la disposición final, se hallaría en Durazno, un departamento apropiado por varias razones, desde su baja población, hasta las cuencas hídricas, el sistema de napas y de suelos, y también las vías de ferrocarril y rutas para transportar los residuos, más las líneas de alta tensión para rescatar la energía.
Al referirse al traslado de los residuos por ferrocarril, Moyano confirmó que "hace dos años trabajan desde el punto de vista de la ingeniería y diseño del proyecto con AFE". Agregó estar convencido "de que la administración de ferrocarriles tiene todos la infraestructura necesaria para este trabajo". "Con la enorme cantidad de materia biodegradable, de biomasa, que tienen esos residuos que ya no se pueden reciclar, es posible la conversión en gas y la producción de mucha electricidad", dice Moyano. Después de sacar todo el material reciclable, la basura que genera una ciudad, con el modelo Sanitas permite generar energía para alimentar todo el alumbrado público de esa propia metrópolis.

  APARECE UN RIVAL.

El segundo proyecto se presentó un año y medio después, y al parecer era más acorde con los intereses de Montevideo. El pasado 30 de marzo, en una comparecencia ante la Junta Departamental por este tema, la intendenta Ana Olivera dijo que el proyecto de Sanitas se consideraba descartado, según se desprende de la versión taquigráfica de la sesión. En enero de 2012 se presentó un informe sobre disposición final de residuos para el área metropolitana. Lo realizó la consultora Themelis Associates, contratada por el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente.
En ese informe se sugiere que la tecnología a emplear sea la de incineración. Ese trabajo, en el que intervino también el Earth Engineering Center de la Universidad de Columbia, se denomina "Estudio de prefactibilidad técnica y económica para la instalación de capacidad de generación de energía a partir de residuos (WTE) en Uruguay". Entre otras indicaciones, en él se afirma que el costo actual de recolección y transporte de residuos en Montevideo es más del doble de los reportados por ciudades como Buenos Aires y Santiago. "Por tanto, sería posible combinar la construcción de la planta WTE en una estrategia para simplificar y efectivizar el actual sistema de recolección y transporte y por ende reducir el costo total de la gestión de residuos de la ciudad de Montevideo".
Según el estudio, la tecnología de tratamiento térmico de residuos más ampliamente adoptada a nivel mundial es la combustión controlada en parrilla móvil con recuperación de energía eléctrica mediante una caldera y turbina. A raíz de la simplicidad y el desempeño probados, esta tecnología se emplea en más de 600 plantas a nivel mundial. Al día de hoy, ese modelo de incineración de todos los residuos sólidos, parece ser la opción preferida por las autoridades nacionales. En cuanto a la empresa italiana A2A, que ofrece tal sistema, se conoce que la mayor cantidad de acciones son de las intendencias italianas de Brescia, Bérgamo y Milán.
El resto de las acciones está en la Bolsa. Regida por el derecho privado, esta empresa vende energía eléctrica y calor simultáneamente. Para ello tiene un lugar al que llegan los residuos. Según informó la intendenta Ana Olivera a la Comisión Permanente de la Junta Departamental de Montevideo, los invitados a Italia visitaron dos termovalorizadores: el de la ciudad de Brescia y el de la ciudad de Milán. La diferencia que habría entre uno y otro radica en que el de Milán procesa 1.300 toneladas diarias de basura y el de Brescia, 2.500 toneladas al día. Según relató la intendenta Olivera, entonces se evaluó haber recibido una propuesta seria, respetuosa del medio ambiente. La inversión en una planta como la de Brescia sería ni más ni menos que de US$ 500:000.000. Olivera agregó que el equipamiento considerado es de primer nivel con respecto al cuidado del medio ambiente. "Uno puede quemar basura de muchas maneras, el problema es cómo se procesan las emisiones; en este caso lo que sale de la chimenea es vapor de agua.
En realidad, tanto en la planta de Brescia como en la planta de Milán, en lo que hubo mayor detenimiento fue en mirar el conjunto de filtros", su adecuación a los acuerdos de Kyoto y las normas de la Unión Europea. Este sistema implica en primera etapa una fosa cerrada en donde se mezcla la basura que llega en camiones; la tarea se realiza con grúas y permite el secado de la misma. En ciudades españolas, organizaciones ecologistas como Greenpeace, se han opuesto a la incineración de residuos.
A su juicio, la incineración "es el peor de los sistemas de tratamiento por su alto costo económico, sanitario, laboral y ambiental". En Argentina, la misma ONG declaró que "los incineradores aportan gases de efecto invernadero a la atmósfera (responsables del calentamiento global) y son fuente inexorable de dioxinas, sustancias tóxicas con propiedades cancerígenas que persisten en el medio ambiente y que se biomagnifican y bioacumulan en los tejidos grasos de los seres vivos".

  CENIZAS 

A diferencia del proyecto italiano defendido por Olivera, el sistema de Sanitas no incluye la incineración de los residuos. "Nosotros ofrecemos una solución para todo aquello que la comunidad no quiera reciclar. Otra opción, que se aplica en ciudades muy grandes, considera que frente a un problema de gran escala hay que quemar prácticamente todo, reduciendo el peso original de los residuos. En ese sistema, después de la incineración, el cien por ciento de basura queda en un 20% de cenizas. Éste es un sistema mucho más costoso, y plantea el problema de resolver qué se hace con las cenizas". Si en Montevideo se incinera un millón de toneladas de residuos en un año, habrá que decidir qué hacer con 200 mil toneladas de cenizas.
El modelo de Sanitas incluye la posibilidad de recibir esas cenizas para procesar en las celdas a donde también van a parar los residuos no reciclables. Según Moyano, la diferencia en materia de inversión entre los dos proyectos energéticos, es de 1 a 10. El más costoso es el italiano.
De todos modos, otra diferencia es que mientras el proyecto de Sanitas demanda 5 años de trabajos antes de producir energía, el italiano de A2A comienza a producir desde el primer día en que se pone en funcionamiento la planta industrial. A nivel de los dos tipos de infraestructura que deben construirse, mientras la planta de propuestas como las de A2A tiene un tiempo de duración máximo de 20 años, en el modelo de Sanitas la infraestructura se va construyendo a medida que llegan los residuos.

COMPATIBILIDAD

 Para Moyano, los dos modelos serían compatibles. "El de incineración puede contar con su propio centro de disposición final o contar con los de otras empresas, pero no es posible dejar de tenerlo, porque las cenizas no se pueden tirar al río por cuanto concentran muchas toxinas, metales pesados y contaminantes orgánicos persistentes".
El modelo de Sanitas estaría "idealmente pensado para una población muy dispersa, como la del Interior, donde hay ciudades de 30.000 habitantes, otras de 5.000, o pueblos y villas de 500 habitantes. Es un modelo para que todos tengan el mismo servicio". Otra diferencia entre ambos proyectos es la cantidad de toneladas necesarias para iniciar las actividades.
 El de Sanitas demanda un mínimo de 80.000 toneladas de residuos, cuando en el área metropolitana se están produciendo más de 800.000 toneladas por año. "El modelo que diseñamos permite responder a lo que el gobierno nos pida", dice Moyano. "Podemos arrancar con cuatro intendencias del interior o con ellas más un tercio de Montevideo, o con todo el país. Es un modelo escalable, que se adapta. La inversión total es de nuestra empresa. No requiere ningún tipo de garantía del Estado sobre la deuda. Hacemos la inversión y cobramos una tarifa por tonelada de servicio prestado.
Lo que deberá pagar depende además de cuántas toneladas nos dé, y por lo tanto de cuántas toneladas de residuos decida reciclar y no enviar entonces a nuestras estaciones de disposición final". Diego Moyano confesó su conformidad con el recibimiento de la propuesta de Sanitas por parte del Congreso de Intendentes, "que nos ha dado vuelta y vaciado los bolsillos para ver de qué se trata nuestro proyecto. Como debe ser". Por el contrario,lamenta el vínculo con el Ministerio de Vivienda, del que depende la Dirección Nacional de Medio Ambiente. "Tenemos una tecnología muy segura, muy probada, en todo el mundo, que se utiliza desde Estados Unidos hasta Israel y en Europa, pero no hemos tenido la oportunidad de sentarnos a tener una conversación madura, profunda".

  EL PAIS | 29/04/2012 |

Residuos: 70% se genera en área metropolitana En el área metropolitana se genera el 70% de los residuos del país. Ese dato cobra importancia para la intendenta de Montevideo, Ana Olivera, a la hora de definir el emplazamiento del sitio de disposición final de residuos urbanos. Olivera, el intendente de Canelones, Marcos Carámbula, y los jefes comunales de Florida y Rivera, en representación del Congreso de Intendentes, integraron la delegación que viajó en febrero a Italia invitada por la empresa A2A para conocer las experiencias de las ciudades de Brescia y Milán en la transformación de residuos en energía.
EL ESPECTADOR 


EN PERSPECTIVA
 | 18/04/2012 | 


Intendencias manejan otro proyecto, alternativo al italiano, para resolver la disposición final de los residuos de todo el país. 
La empresa Sanitas Partners, que está integrada por inversionistas uruguayos, argentinos y estadounidenses, realizó hace un tiempo una propuesta al Congreso de Intendentes (CNI) para crear un sistema de transporte por ferrocarril que permita la instalación de un centro de disposición final de baja tecnología que permitiría generar energía sin necesidad de incinerar la basura.
 Por otro lado, en febrero el presidente de UTE y el director de la OPP viajaron a Italia para conocer de primera mano un sistema de tratamiento de basura que quema los residuos para generar vapor y electricidad. Mientras esta opción tendría una inversión inicial de 500 millones de dólares, la de Sanitas Partners sería de 50 millones de dólares. ¿Qué ventajas tendría la implementación de un sistema de este tipo? Para responder a esta y otras interrogantes y conocer más detalles sobre este centro de disposición final, En Perspectiva entrevistó al ingeniero Elbio Olaizola, director de Sanitas Partners y director y gerente general de Ebital, una empresa del grupo Campiglia Construcciones, y al biólogo Diego Moyano, gerente general del proyecto. Intendencias manejan otro proyecto, alternativo al italiano, para resolver la disposición final de los residuos de todo el país (emitido a las 8.43 Hs.)

  EMILIANO COTELO: Hace un par de meses, en febrero, se habló mucho sobre el viaje a Italia de una delegación formada por intendentes, el presidente de UTE y el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP). Allí conocieron de primera mano el sistema tratamiento de la basura que ofrece A2A, una empresa que pertenece al municipio de Brescia y que se basa en una usina de alta tecnología que quema los residuos para generar vapor y electricidad. La puesta en marcha del proyecto implica una inversión superior a los 500 millones de dólares.

  Pero ¿es esta la única opción que tiene Uruguay para afrontar la disposición final de la basura?

Hace tiempo ya, el Congreso Nacional de Intendentes (CNI) recibió una propuesta de la empresa Sanitas Partners, integrada por inversores uruguayos, estadounidenses y argentinos, que crea un sistema de transporte por ferrocarril y termina en un centro de disposición final de baja tecnología, que también genera energía, pero sin incinerar la basura, sino a partir del gas metano que emiten los residuos depositados en celdas herméticas. En este caso la inversión inicial es bastante inferior, 50 millones de dólares.

  ¿Qué ventajas tendría la implementación de un sistema de este tipo? ¿Qué implicaría desde el punto de vista de la revitalización del ferrocarril?

 Para conocer más sobre este otro proyecto que hasta ahora había pasado más desapercibido, nos acompañan el ingeniero Elbio Olaizola, director de Sanitas Partners y director y gerente general de Ebital, una empresa del grupo Campiglia Construcciones, y el biólogo Diego Moyano, gerente general del proyecto presentado al CNI.


¿De dónde surge esta otra propuesta para la disposición final de residuos? ¿De dónde se toma la experiencia?

  ELBIO OLAIZOLA: Hace ya varios años, cuando estuvimos estudiando por distintas razones en Uruguay temas vinculados a la disposición final de residuos, algunos por licitaciones de las intendencias y otros por iniciativa propia, encontramos que el país necesitaba una solución integral para este tema que estaba generando graves perjuicios no solo en el manejo de la basura, sino desde el punto de vista ambiental e incluso de deterioro del entorno social alrededor de los lugares de disposición final. Por eso hace un par de años, cuando se acercó la propuesta de Sanitas Partners, como grupo inversor uruguayo nos interesó muchísimo el tema. Vimos la experiencia de ellos en Estados Unidos, donde desarrollaron el mayor vertedero, que está ubicado en la zona noroeste de Estados Unidos, cerca de la ciudad de Seattle, y a pesar de que es lo que se llama un low tech en este tema, nos pareció muy adecuado a las características del país, nos parecieron muy adecuados los costos que podía tener esto, y a su vez era un sistema que permitía pensar en el tratamiento del residuo en su etapa final en el largo plazo y no solamente como una solución de corto plazo, como se había estado intentando en el país.

  EC - ¿Por qué enfatizan eso del largo plazo? EO - Porque es una solución que permite transformar la disposición final en forma natural, fundamentalmente del material no reciclable. La propia naturaleza, en determinadas condiciones físicas y biológicas, va descomponiendo y transformando el material, con la tecnología adecuada, en energía. EC - Expliquemos cómo funciona el sistema, cuáles son las distintas etapas. En primer lugar, si se pone en marcha algo así van a participar varias intendencias, eventualmente todas, pero no necesariamente todas. ¿Qué es lo que ocurre en cada una de las intendencias, qué se hace en cada una de ellas?

  DIEGO MOYANO: Hace un rato dijiste una palabra clave, que es disposición final. Disposición final es darle un destino ambientalmente seguro a todo aquel residuo que generamos y que no tiene más vida útil, no le sirve más a nadie. Es un residuo al cual ya se le extrajo todo lo reaprovechable, típicamente plástico, papel, cartón, vidrio, metales.

  EC - El sistema requiere que exista previamente un proceso de clasificación de la basura descartando todos esos residuos que son reciclables.

 DM - Más que requerirlo, lo incentivamos. Número uno porque es virtuoso para la comunidad, número dos porque genera mucha mano de obra. En Estados Unidos y en Alemania, dos economías con una industria automotriz muy fuerte, la industria del reciclado genera más mano de obra que la industria automotriz. Es un dato muy fuerte. Y Uruguay no tiene motivo para perderse esa oportunidad, sobre todo porque es una industria que requiere gestión, no requiere tecnología de punta. Entonces incentivamos a que esa industria se desarrolle mediante educación, políticas públicas, etcétera. En segundo lugar, lo incentivamos porque el proceso de producción de energía es mucho más eficiente. Preferimos dar disposición final a residuos que tengan un alto porcentaje de biomasa, de material biodegradable, para que la mayor parte posible se convierta en gas y podamos producir energía.

  EC - La pregunta era qué pasa en cada intendencia una vez que se recolecta la basura y se le quita lo que es reciclable.

DM - El punto de partida en cada intendencia generalmente es bastante alentador. Uno va a Canelones, a Durazno, adonde sea, y ve que las plazas y veredas están limpias. El sistema de recolección y de barrido funciona. El dolor de cabeza de cada intendente es qué sucede con cada camión que ya juntó cuatro o cinco toneladas y que no tiene adónde mandarlo. Lo que sucede hoy en cada intendencia es lo mismo que sucede en cada pueblo o ciudad de Argentina y Brasil; Uruguay no tiene una situación particularmente trágica, pero necesita una solución. Los intendentes están haciendo hoy la gestión de lo posible, que es el vertedero que vemos en Cañada Grande o en Florida, es lo que está al alcance de sus capacidades. Nosotros ofrecemos ir más allá. En primer lugar, que resolvamos el problema de este residuo que se genera en cada comunidad recibiendo ese residuo en cada comunidad: en Florida, en Durazno, en donde sea, construirle a cada intendencia lo que se llama una estación de transferencia.

  EC - No un vertedero.

 DM - No, es una instalación de transferencia adonde el residuo llega, se descarga e inmediatamente se consolida, se compacta dentro de un contenedor tipo marítimo, un contenedor ISO, porque el residuo pasa de una modalidad de recolección a una modalidad de transporte. Esa estación de transferencia es para captar y rápidamente enviar ese residuo a un lugar donde se lo va a utilizar para producir energía. Y, sobre todo, se le va a dar un tratamiento de mucha seguridad ambiental.


EC - ¿Cómo se hace el transporte? Ahí entra en juego el ferrocarril. Se supone que estas estaciones que reciben la basura van a estar ubicadas cerca de las vías férreas.

 EO - Exactamente. Otro de los temas que nos interesaron del proyecto para el Uruguay es la utilización del transporte ferroviario. Por diferentes razones el país no ha logrado conseguir masa crítica para poder mover este importante medio, que además abarataría muchos otros costos de traslado de materias primas hacia los puntos de salida. Esto implicaría que todos los días se transportaran los residuos desde las centrales de transferencia que mencionaba Diego hasta el punto de disposición final por medio de transporte ferroviario.
Para esto hemos hecho acuerdos con AFE, hemos estudiado en forma conjunta las tarifas, los elementos que necesitaría cada uno de los ramales de nuestro proyecto. A su vez vimos el tipo de equipamiento que la empresa proveería, equipamiento adecuado para el traslado de residuo, desde vagones especiales del tipo ISO, hasta maquinaria. La empresa conoce perfectamente cuál es el equipamiento requerido. Eso permitiría tener un flujo, que dependería del volumen, pero tal vez un volumen tan importante como el que trasladó el año pasado AFE. Otro tema interesante desde el punto de vista del transporte: básicamente la concentración mayor está en el sur, con lo cual, en el caso de concretar la disposición final en el centro del país, estaríamos llevando tren al norte, lo cual ayudaría a AFE a reducir sus tarifas para trasladar a su vez mercadería del norte hacia el sur.

  EC - ¿Qué ocurre con la basura una vez que llega al centro de disposición final de residuos? ¿Cómo son las cosas allí?

 DM - El residuo se aísla del ambiente. Hay un centro de disposición final donde se construyen celdas que podemos visualizar como grandes ollas con sistemas sofisticados de membranas naturales de arcilla, de membranas sintéticas, sistemas de recolección y tratamiento de líquidos. El residuo se compacta, diariamente se va cubriendo con suelo compactado, y todo este sándwich que se va construyendo va calzado con cañerías para extracción de líquidos y de gas y para reintroducción de líquidos, porque básicamente estas celdas se fuerzan a trabajar como biodigestores. Este es el gran avance técnico de Sanitas Partners, una empresa que modificó y revolucionó la disposición final de residuos en Estados Unidos en la década de los 80 y 90. El residuo termina confinado, aislado, encerrado en una celda muy grande en donde se controlan la presión, el nivel de humedad, el contenido de oxígeno, la temperatura, etcétera. Se obliga a esas celdas a producir una cantidad constante de gas por minuto. Eso ya es materia prima que puede pasar por una turbina y generar electricidad. Tenemos capacidad de producir mucha electricidad, sabemos exactamente cuánto vamos a producir y qué se va a abastecer.

  EC - ¿Por qué se le llama baja tecnología a esto?

 EO - Porque buena parte del proceso lo realiza la naturaleza. Más allá de lo que explicaba Diego con referencia a la tecnología que ha desarrollado la empresa para el manejo de las celdas, el manejo de los digestores, el manejo para optimizar y captar la mayor cantidad de energía de esto, el gran proceso lo hace la propia naturaleza.

  EC - Acá no se quema la basura.

 EO - No, para nada.

  EC - Otras preguntas. ¿Cuánto espacio ocupa este centro de disposición final?

 DM - Depende de a qué escala trabaje el proyecto. Si habláramos de un proyecto de escala nacional para los 19 departamentos, hablaríamos de 1,5 a 2 millones de toneladas de residuos por año, que es lo que producen los uruguayos, y eso requeriría generar celdas a razón de una hectárea por año.

  EC - ¿Qué previsión habría que hacer por lo tanto? ¿De qué tamaño es el predio en principio?

DM - A priori es un predio muy grande, un predio no solamente para el tratamiento del residuo, sino donde se prevé que se puedan instalar industrias, porque va a haber producción de energía y de calor que les sirve a las industrias, y hay un área de contención ambiental, un área buffer o de amortiguación. Es un predio muy grande.

  EC - ¿Qué números podríamos dar? ¿Alguna aproximación?

 DM - Unas 500 hectáreas. Pero el residuo a lo largo de 50 años va a ocupar solamente 50 hectáreas.

  EC - ¿Qué aspecto exterior tiene eso? Porque supongo que siempre es un problema que una comunidad acepte tener el centro de disposición final de los residuos.

 DM - Lo que se ve, el área de trabajo donde se coloca residuo y se compacta, tiene el tamaño de una cancha de básquet.

  EC - Eso es lo que está abierto. ¿Y lo demás, lo que ya se ha ido cargando, lo que ya se ha ido depositando?

 EO - Es un gran parque, puede parecer una pradera con una serie de montículos cada tanto que son elementos que están dentro del sistema de captación de energía y otros elementos técnicos. Pero en realidad lo que hay es una reconversión de un territorio. Como decía Diego, hablamos de un máximo de 500 hectáreas, que en un país de 15 millones de hectáreas es insignificante. Segundo, la mayor parte de ese pedazo de tierra está vinculada básicamente a lugares previstos para que se instalen industrias, para la protección ambiental, y después un espacio que de repente no va a llegar ni a 100 hectáreas propiamente, o tal vez menos, en la medida en que este proyecto captara el 100% del residuo residencial de todo el país. Un elemento a destacar es que este es un proyecto escalable. Y Uruguay está creciendo, por razones económicas y de uso está aumentando su consumo, y por lo tanto está aumentando día a día su capacidad de generar basura. Este proyecto es perfectamente escalable para continuar con el proceso de crecimiento del país.

  EC - ¿Qué cantidad de energía puede generarse en este centro de disposición final?

 EO - Todo esto está en función de la cantidad de residuos que termine captando este centro. Pero suponiendo que captemos el 70% de eso, el centro de producción puede producir entre 30 y 50 megavatios.

 EC - ¿Eso qué permite abastecer?

 DM - Puede abastecer el consumo residencial de unas 300.000 a 400.000 personas. Dicho de otra manera, el residuo que una ciudad aporta a este sistema genera energía para abastecer su consumo de alumbrado público.

  EC - Y se supone que UTE compra esa energía.

EO - Sí, de hecho UTE ya tiene reglamentadas las condiciones para la compra de energía por biomasa, eso está establecido. Nuestro proyecto tiene en cuenta lo que está establecido, no estamos pidiendo nada extraordinario fuera de lo que UTE ya ha establecido como precio para la compra de electricidad generada a partir de biomasa.

  EC - Nos explicaban que la base es operar sobre la basura a la que ya se le ha quitado todo lo que es reciclable. Se instalan estaciones de transferencia en cada municipio, donde se reciben los residuos, se los carga en contenedores donde previamente se produjo la compactación, y esa basura va vía ferrocarril a un centro de disposición final ubicado por ejemplo en el departamento de Durazno. Allí la basura va a parar a celdas herméticamente selladas para que no haya filtraciones al suelo, y con el sistema que desarrolló Sanitas Partners se produce gas metano que luego se convierte en energía eléctrica. ¿Pueden explicarnos cómo es el modelo de negocios? Para empezar, ¿de cuánto sería la inversión y por qué conceptos?

 EO - Básicamente la inversión inicial es en la construcción de las centrales de transferencia en los departamentos que adopten este sistema para disposición final, el suministro de equipamiento para el transporte, según el volumen que se transporte a medida que se vaya encarando el proyecto, y después están los trabajos en el punto de disposición final, como la compra de las tierras, la creación de todo el sistema de celdas, todo lo que implica la infraestructura en el punto de disposición final.

  EC - ¿De cuánto es la inversión inicial?

 EO - Va a depender del volumen, pero entre 30 y 50 millones. Como dije al principio, este es un proyecto escalable, puede comenzar con cuatro o cinco intendencias, que fue el planteo que hicimos, y a medida que se vayan agregando nuevos clientes vamos a ir aumentando la capacidad del punto de disposición y los puntos de transferencia. Luego, a lo largo del proceso, 20 o 30 años, hay que seguir haciendo inversiones en el punto de disposición final en la construcción de celdas, en la construcción de elementos para la toma de la energía. A medida que vaya aumentando la capacidad del vertedero habrá que ir haciendo inversiones en equipamiento para ir tomando la mayor energía que se irá produciendo.

  EC - En esta propuesta la inversión es totalmente privada, es de este grupo encabezado por Campiglia con socios argentinos y estadounidenses.

 EO - Exactamente, estamos abiertos, de hecho hemos iniciado alguna conversación pero no hemos tenido todavía respuesta. Estamos dentro del marco de la ley de participación público-privado que se promulgó el año pasado, estamos dispuestos a trabajar junto con el Estado, pero en principio nuestra propuesta se basaba en inversión privada.

 DM - Creemos que en este tipo de cosas el Estado no tiene que pagar para correr riesgo, el Estado tiene que pagar para tener soluciones. Entonces la lógica es: el sector privado tiene confianza en su tecnología, tenemos confianza en nuestros procesos, por tanto estamos dispuestos a hacer la inversión y que el Estado pague solamente por concepto de servicio prestado.

  EC - Ahí vamos a la otra pregunta: ¿cómo se descuenta la inversión? Si entiendo bien, la empresa obtiene dos tipos de ingresos, por el manejo de la basura y por la generación de energía eléctrica. ¿Cómo sería?

 DM - A priori, el proyecto necesita cobrar una tarifa por tonelada, porque los primeros cuatro años produce muy poco gas. A partir del cuarto, el quinto año, de golpe se dispara la producción degas, entonces se puede empezar a producir energía y venderle a UTE. El concepto es que cada intendente tiene la solución en la puerta de su ciudad, que es la estación de transferencia, y cuando deja una tonelada de residuos en nuestras instalaciones, esa tonelada de residuos se convierte en nuestro problema técnica y jurídicamente. Se factura esa tonelada, el intendente decide cuánto residuo nos deja en la estación de transferencia, y eso está afectado por cuánto residuo se produce, cuánto se recicla. Esa es una decisión de cada comunidad, la comunidad decide cuánto residuo deja en la estación de transferencia, y se factura eso. Es muy transparente.

  EC - Por otro lado, ustedes le venden a UTE la energía eléctrica. 

EO - Exacto. Entre el tercer y el cuarto año se empieza a generar una masa de energía suficiente, incluso ya está tarifado cuánto es lo que UTE está dispuesta a pagar por megavatio de energía producida por biomasa. Independientemente de que entendemos que este sistema les soluciona un tema a las intendencias y al país y creemos que hay algún otro valor agregado. Pero, como decía Diego, al principio tenemos una etapa en que cobramos por tonelada dejada en nuestros depósitos centrales de transferencia, y después el proyecto se sustenta con el pago de la energía que producimos.

  EC - ¿Hay un momento en que dejan de cobrar por tonelada recibida?

 EO - En una parte disminuimos sustancialmente ese tema.

  EC - ¿Y esa primera etapa en la que las intendencias tienen que pagar por tonelada que les entregan cierra con los números de las intendencias? ¿Cómo es con relación a lo que las intendencias destinan hoy a este tema?

 EO - Es muy difícil saber exactamente cuánto destinan en efectivo. Tenemos números muy preliminares, sabemos loque les cuesta aproximadamente por tonelada, pero no tenemos claro qué inversión están realizando porque también están haciendo inversiones a nivel de vertederos y en su sistema de manejo de la basura, y eso a veces no está puesto en el valor que se maneja. Ellos manejan de 10 a 15 dólares por tonelada por disposición, y lo que nosotros estamos planteando es un poco más, además del tema de la energía.

 DM - Pero algunas intendencias nos han abierto sus libros y nos hemos sentado con sus técnicos a hacer estudios de costos. Hay intendencias que hoy hacen transferencia, transporte y disposición, y con nuestro servicio pagarían menos. Y por supuesto, el resultado no es comparable; el costo es comparable, pero el resultado no.

  EC - ¿Qué pasaría en cuanto a plazos? ¿En cuánto tiempo podría estar funcionando un sistema como este? EC - Llamó la atención que sí se produjera hace dos meses el viaje a Italia de una delegación del CNI, el presidente de UTE, el director de la OPP. En ese momento se generó la sensación de que se iba en aquella dirección, la del proyecto impulsado por la empresa A2A de Brescia. ¿Ustedes también han planteado la posibilidad de un viaje para conocer cómo es este otro modelo en su origen?

EO - Sí; simplemente nunca tuvimos la respuesta que aparentemente tuvo el otro proyecto. Quiero agregar una cosa importante: por supuesto, sabemos por la prensa de la existencia de este proyecto, tenemos la información que ha estado en prensa, no tenemos mucho más. Por supuesto, los técnicos conocen muy bien lo que es un incinerador y cuáles son las características de este proceso de manejo de la disposición final de residuos. Creemos que nuestro proyecto es complementario, en caso de que algún municipio adopte este sistema.

  EC - Se ha señalado, por ejemplo, que en el sur del país la Intendencia de Montevideo y la de Canelones tendrían una cierta inclinación hacia el proyecto de origen italiano.

 EO - Nosotros no sabemos eso, nos estamos manejando con información de prensa, pero están manejando una capacidad que daría para manejar el residuo de Montevideo, los incineradores tienen una capacidad limitada. Esta solución nuestra es totalmente complementaria en caso de que Montevideo adoptase este sistema, pero para el resto de las intendencias esta es una solución mucho menos costosa, mucho más amigable y sustentable en el largo plazo.

 DM - En cuanto a los incineradores, son decisiones estratégicas que han servido en algunas partes del mundo por temas puntuales, como la falta de espacio, etcétera, pero en ninguna parte del mundo funcionan incineradores sin que haya vertederos controlados con las condiciones de seguridad ambiental que nosotros planteamos. En primer lugar porque, como dice Elbio, los incineradores tienen una capacidad limitada, y después porque hay residuos extraordinarios o el crecimiento del volumen de residuos supera la capacidad de incinerador o los incineradores tienen tiempos de mantenimiento y reparación importantes y los residuos tienen que ir a parar a algún lado. Son sistemas que conviven, no se excluyen. Además el incinerador necesita una plaza importante, como puede ser Montevideo, mientras que nuestro proyecto es escalable, podemos arrancar y que el Gobierno o tres o cuatro intendencias digan "hagan inversión, queremos ver cómo funciona".

 Transcripción: María Lila Ltaif
UYPRESS.NET | 10/04/2012 |

  El destino de los residuos sólidos urbanos deberá definirse en este semestre. 


BASURA Y SUS DESTINOS. MONTEVIDEO (Uypress) - 


Nuevamente la basura está en la agenda del gobierno y las intendencias, que buscan resolver su disposición final atendiendo a uno de los problemas medioambientales más importantes.

En busca de una solución al destino final de residuos sólidos domiciliarios, Ejecutivo y Congreso de Intendentes analizan alternativas y una de ellas es la instalación de una planta de incineración de basura no reciclable para transformarla en energía. La modalidad funciona con éxito en varias partes del mundo. Las autoridades evalúan distintos aspectos, incluido el económico. Esta opción respeta las exigencias ambientales de DINAMA.

  Prioridad presidencial

El Presidente de la República, José Mujica, definió este primer semestre del año como prioritario para trabajar en el tema de la deposición final de residuos sólidos urbanos y para este objetivo el Congreso de Intendentes, la Prosecretaría de Presidencia, OPP, MEF y UTE crearon una comisión que busca delinear un plan de trabajo. Una delegación uruguaya integrada por representantes de estos organismos viajó a Italia, para conocer una experiencia puntual en la ciudad de Brescia de una planta termovalorizadora. En estas plantas una parte de los residuos se recicla, pero la que no es reciclable se incinera y produce energía. De ahí el concepto de "termovalorización".

  15 días

 El presidente del Congreso de Intendentes, Marcos Carámbula, explicó que a partir de esta instancia el Congreso de Intendentes -a través de una comisión específica que trabaja en el tema- resolvió contratar un equipo de asesores que elabore un primer informe sobre la modalidad. En 15 días se reunirán estos asesores con la comisión del Congreso y los directores de gestión ambiental de cada una de las comunas para dar a conocer los resultados del informe. Posteriormente se reunirán con el Ejecutivo. Celeridad en decisiones El jefe comunal de Canelones sostuvo que son receptivos a distintas propuestas e insistió en la celeridad con la que debe analizarse el tema, dado que el sitio final "es un problema actual y real para todas las comunas. La idea es transformar un problema en una oportunidad, generar energía", sostuvo. Definido un plan de trabajo, se iniciarán todos los procesos licitatorios correspondientes. Una vez resueltos, la construcción de una planta de estas características supone al menos dos años y una inversión cercana a los U$S 600 millones y la energía que se genere sería parte de la financiación del emprendimiento.