miércoles, 16 de mayo de 2012

EL ESPECTADOR 


EN PERSPECTIVA
 | 18/04/2012 | 


Intendencias manejan otro proyecto, alternativo al italiano, para resolver la disposición final de los residuos de todo el país. 
La empresa Sanitas Partners, que está integrada por inversionistas uruguayos, argentinos y estadounidenses, realizó hace un tiempo una propuesta al Congreso de Intendentes (CNI) para crear un sistema de transporte por ferrocarril que permita la instalación de un centro de disposición final de baja tecnología que permitiría generar energía sin necesidad de incinerar la basura.
 Por otro lado, en febrero el presidente de UTE y el director de la OPP viajaron a Italia para conocer de primera mano un sistema de tratamiento de basura que quema los residuos para generar vapor y electricidad. Mientras esta opción tendría una inversión inicial de 500 millones de dólares, la de Sanitas Partners sería de 50 millones de dólares. ¿Qué ventajas tendría la implementación de un sistema de este tipo? Para responder a esta y otras interrogantes y conocer más detalles sobre este centro de disposición final, En Perspectiva entrevistó al ingeniero Elbio Olaizola, director de Sanitas Partners y director y gerente general de Ebital, una empresa del grupo Campiglia Construcciones, y al biólogo Diego Moyano, gerente general del proyecto. Intendencias manejan otro proyecto, alternativo al italiano, para resolver la disposición final de los residuos de todo el país (emitido a las 8.43 Hs.)

  EMILIANO COTELO: Hace un par de meses, en febrero, se habló mucho sobre el viaje a Italia de una delegación formada por intendentes, el presidente de UTE y el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP). Allí conocieron de primera mano el sistema tratamiento de la basura que ofrece A2A, una empresa que pertenece al municipio de Brescia y que se basa en una usina de alta tecnología que quema los residuos para generar vapor y electricidad. La puesta en marcha del proyecto implica una inversión superior a los 500 millones de dólares.

  Pero ¿es esta la única opción que tiene Uruguay para afrontar la disposición final de la basura?

Hace tiempo ya, el Congreso Nacional de Intendentes (CNI) recibió una propuesta de la empresa Sanitas Partners, integrada por inversores uruguayos, estadounidenses y argentinos, que crea un sistema de transporte por ferrocarril y termina en un centro de disposición final de baja tecnología, que también genera energía, pero sin incinerar la basura, sino a partir del gas metano que emiten los residuos depositados en celdas herméticas. En este caso la inversión inicial es bastante inferior, 50 millones de dólares.

  ¿Qué ventajas tendría la implementación de un sistema de este tipo? ¿Qué implicaría desde el punto de vista de la revitalización del ferrocarril?

 Para conocer más sobre este otro proyecto que hasta ahora había pasado más desapercibido, nos acompañan el ingeniero Elbio Olaizola, director de Sanitas Partners y director y gerente general de Ebital, una empresa del grupo Campiglia Construcciones, y el biólogo Diego Moyano, gerente general del proyecto presentado al CNI.


¿De dónde surge esta otra propuesta para la disposición final de residuos? ¿De dónde se toma la experiencia?

  ELBIO OLAIZOLA: Hace ya varios años, cuando estuvimos estudiando por distintas razones en Uruguay temas vinculados a la disposición final de residuos, algunos por licitaciones de las intendencias y otros por iniciativa propia, encontramos que el país necesitaba una solución integral para este tema que estaba generando graves perjuicios no solo en el manejo de la basura, sino desde el punto de vista ambiental e incluso de deterioro del entorno social alrededor de los lugares de disposición final. Por eso hace un par de años, cuando se acercó la propuesta de Sanitas Partners, como grupo inversor uruguayo nos interesó muchísimo el tema. Vimos la experiencia de ellos en Estados Unidos, donde desarrollaron el mayor vertedero, que está ubicado en la zona noroeste de Estados Unidos, cerca de la ciudad de Seattle, y a pesar de que es lo que se llama un low tech en este tema, nos pareció muy adecuado a las características del país, nos parecieron muy adecuados los costos que podía tener esto, y a su vez era un sistema que permitía pensar en el tratamiento del residuo en su etapa final en el largo plazo y no solamente como una solución de corto plazo, como se había estado intentando en el país.

  EC - ¿Por qué enfatizan eso del largo plazo? EO - Porque es una solución que permite transformar la disposición final en forma natural, fundamentalmente del material no reciclable. La propia naturaleza, en determinadas condiciones físicas y biológicas, va descomponiendo y transformando el material, con la tecnología adecuada, en energía. EC - Expliquemos cómo funciona el sistema, cuáles son las distintas etapas. En primer lugar, si se pone en marcha algo así van a participar varias intendencias, eventualmente todas, pero no necesariamente todas. ¿Qué es lo que ocurre en cada una de las intendencias, qué se hace en cada una de ellas?

  DIEGO MOYANO: Hace un rato dijiste una palabra clave, que es disposición final. Disposición final es darle un destino ambientalmente seguro a todo aquel residuo que generamos y que no tiene más vida útil, no le sirve más a nadie. Es un residuo al cual ya se le extrajo todo lo reaprovechable, típicamente plástico, papel, cartón, vidrio, metales.

  EC - El sistema requiere que exista previamente un proceso de clasificación de la basura descartando todos esos residuos que son reciclables.

 DM - Más que requerirlo, lo incentivamos. Número uno porque es virtuoso para la comunidad, número dos porque genera mucha mano de obra. En Estados Unidos y en Alemania, dos economías con una industria automotriz muy fuerte, la industria del reciclado genera más mano de obra que la industria automotriz. Es un dato muy fuerte. Y Uruguay no tiene motivo para perderse esa oportunidad, sobre todo porque es una industria que requiere gestión, no requiere tecnología de punta. Entonces incentivamos a que esa industria se desarrolle mediante educación, políticas públicas, etcétera. En segundo lugar, lo incentivamos porque el proceso de producción de energía es mucho más eficiente. Preferimos dar disposición final a residuos que tengan un alto porcentaje de biomasa, de material biodegradable, para que la mayor parte posible se convierta en gas y podamos producir energía.

  EC - La pregunta era qué pasa en cada intendencia una vez que se recolecta la basura y se le quita lo que es reciclable.

DM - El punto de partida en cada intendencia generalmente es bastante alentador. Uno va a Canelones, a Durazno, adonde sea, y ve que las plazas y veredas están limpias. El sistema de recolección y de barrido funciona. El dolor de cabeza de cada intendente es qué sucede con cada camión que ya juntó cuatro o cinco toneladas y que no tiene adónde mandarlo. Lo que sucede hoy en cada intendencia es lo mismo que sucede en cada pueblo o ciudad de Argentina y Brasil; Uruguay no tiene una situación particularmente trágica, pero necesita una solución. Los intendentes están haciendo hoy la gestión de lo posible, que es el vertedero que vemos en Cañada Grande o en Florida, es lo que está al alcance de sus capacidades. Nosotros ofrecemos ir más allá. En primer lugar, que resolvamos el problema de este residuo que se genera en cada comunidad recibiendo ese residuo en cada comunidad: en Florida, en Durazno, en donde sea, construirle a cada intendencia lo que se llama una estación de transferencia.

  EC - No un vertedero.

 DM - No, es una instalación de transferencia adonde el residuo llega, se descarga e inmediatamente se consolida, se compacta dentro de un contenedor tipo marítimo, un contenedor ISO, porque el residuo pasa de una modalidad de recolección a una modalidad de transporte. Esa estación de transferencia es para captar y rápidamente enviar ese residuo a un lugar donde se lo va a utilizar para producir energía. Y, sobre todo, se le va a dar un tratamiento de mucha seguridad ambiental.


EC - ¿Cómo se hace el transporte? Ahí entra en juego el ferrocarril. Se supone que estas estaciones que reciben la basura van a estar ubicadas cerca de las vías férreas.

 EO - Exactamente. Otro de los temas que nos interesaron del proyecto para el Uruguay es la utilización del transporte ferroviario. Por diferentes razones el país no ha logrado conseguir masa crítica para poder mover este importante medio, que además abarataría muchos otros costos de traslado de materias primas hacia los puntos de salida. Esto implicaría que todos los días se transportaran los residuos desde las centrales de transferencia que mencionaba Diego hasta el punto de disposición final por medio de transporte ferroviario.
Para esto hemos hecho acuerdos con AFE, hemos estudiado en forma conjunta las tarifas, los elementos que necesitaría cada uno de los ramales de nuestro proyecto. A su vez vimos el tipo de equipamiento que la empresa proveería, equipamiento adecuado para el traslado de residuo, desde vagones especiales del tipo ISO, hasta maquinaria. La empresa conoce perfectamente cuál es el equipamiento requerido. Eso permitiría tener un flujo, que dependería del volumen, pero tal vez un volumen tan importante como el que trasladó el año pasado AFE. Otro tema interesante desde el punto de vista del transporte: básicamente la concentración mayor está en el sur, con lo cual, en el caso de concretar la disposición final en el centro del país, estaríamos llevando tren al norte, lo cual ayudaría a AFE a reducir sus tarifas para trasladar a su vez mercadería del norte hacia el sur.

  EC - ¿Qué ocurre con la basura una vez que llega al centro de disposición final de residuos? ¿Cómo son las cosas allí?

 DM - El residuo se aísla del ambiente. Hay un centro de disposición final donde se construyen celdas que podemos visualizar como grandes ollas con sistemas sofisticados de membranas naturales de arcilla, de membranas sintéticas, sistemas de recolección y tratamiento de líquidos. El residuo se compacta, diariamente se va cubriendo con suelo compactado, y todo este sándwich que se va construyendo va calzado con cañerías para extracción de líquidos y de gas y para reintroducción de líquidos, porque básicamente estas celdas se fuerzan a trabajar como biodigestores. Este es el gran avance técnico de Sanitas Partners, una empresa que modificó y revolucionó la disposición final de residuos en Estados Unidos en la década de los 80 y 90. El residuo termina confinado, aislado, encerrado en una celda muy grande en donde se controlan la presión, el nivel de humedad, el contenido de oxígeno, la temperatura, etcétera. Se obliga a esas celdas a producir una cantidad constante de gas por minuto. Eso ya es materia prima que puede pasar por una turbina y generar electricidad. Tenemos capacidad de producir mucha electricidad, sabemos exactamente cuánto vamos a producir y qué se va a abastecer.

  EC - ¿Por qué se le llama baja tecnología a esto?

 EO - Porque buena parte del proceso lo realiza la naturaleza. Más allá de lo que explicaba Diego con referencia a la tecnología que ha desarrollado la empresa para el manejo de las celdas, el manejo de los digestores, el manejo para optimizar y captar la mayor cantidad de energía de esto, el gran proceso lo hace la propia naturaleza.

  EC - Acá no se quema la basura.

 EO - No, para nada.

  EC - Otras preguntas. ¿Cuánto espacio ocupa este centro de disposición final?

 DM - Depende de a qué escala trabaje el proyecto. Si habláramos de un proyecto de escala nacional para los 19 departamentos, hablaríamos de 1,5 a 2 millones de toneladas de residuos por año, que es lo que producen los uruguayos, y eso requeriría generar celdas a razón de una hectárea por año.

  EC - ¿Qué previsión habría que hacer por lo tanto? ¿De qué tamaño es el predio en principio?

DM - A priori es un predio muy grande, un predio no solamente para el tratamiento del residuo, sino donde se prevé que se puedan instalar industrias, porque va a haber producción de energía y de calor que les sirve a las industrias, y hay un área de contención ambiental, un área buffer o de amortiguación. Es un predio muy grande.

  EC - ¿Qué números podríamos dar? ¿Alguna aproximación?

 DM - Unas 500 hectáreas. Pero el residuo a lo largo de 50 años va a ocupar solamente 50 hectáreas.

  EC - ¿Qué aspecto exterior tiene eso? Porque supongo que siempre es un problema que una comunidad acepte tener el centro de disposición final de los residuos.

 DM - Lo que se ve, el área de trabajo donde se coloca residuo y se compacta, tiene el tamaño de una cancha de básquet.

  EC - Eso es lo que está abierto. ¿Y lo demás, lo que ya se ha ido cargando, lo que ya se ha ido depositando?

 EO - Es un gran parque, puede parecer una pradera con una serie de montículos cada tanto que son elementos que están dentro del sistema de captación de energía y otros elementos técnicos. Pero en realidad lo que hay es una reconversión de un territorio. Como decía Diego, hablamos de un máximo de 500 hectáreas, que en un país de 15 millones de hectáreas es insignificante. Segundo, la mayor parte de ese pedazo de tierra está vinculada básicamente a lugares previstos para que se instalen industrias, para la protección ambiental, y después un espacio que de repente no va a llegar ni a 100 hectáreas propiamente, o tal vez menos, en la medida en que este proyecto captara el 100% del residuo residencial de todo el país. Un elemento a destacar es que este es un proyecto escalable. Y Uruguay está creciendo, por razones económicas y de uso está aumentando su consumo, y por lo tanto está aumentando día a día su capacidad de generar basura. Este proyecto es perfectamente escalable para continuar con el proceso de crecimiento del país.

  EC - ¿Qué cantidad de energía puede generarse en este centro de disposición final?

 EO - Todo esto está en función de la cantidad de residuos que termine captando este centro. Pero suponiendo que captemos el 70% de eso, el centro de producción puede producir entre 30 y 50 megavatios.

 EC - ¿Eso qué permite abastecer?

 DM - Puede abastecer el consumo residencial de unas 300.000 a 400.000 personas. Dicho de otra manera, el residuo que una ciudad aporta a este sistema genera energía para abastecer su consumo de alumbrado público.

  EC - Y se supone que UTE compra esa energía.

EO - Sí, de hecho UTE ya tiene reglamentadas las condiciones para la compra de energía por biomasa, eso está establecido. Nuestro proyecto tiene en cuenta lo que está establecido, no estamos pidiendo nada extraordinario fuera de lo que UTE ya ha establecido como precio para la compra de electricidad generada a partir de biomasa.

  EC - Nos explicaban que la base es operar sobre la basura a la que ya se le ha quitado todo lo que es reciclable. Se instalan estaciones de transferencia en cada municipio, donde se reciben los residuos, se los carga en contenedores donde previamente se produjo la compactación, y esa basura va vía ferrocarril a un centro de disposición final ubicado por ejemplo en el departamento de Durazno. Allí la basura va a parar a celdas herméticamente selladas para que no haya filtraciones al suelo, y con el sistema que desarrolló Sanitas Partners se produce gas metano que luego se convierte en energía eléctrica. ¿Pueden explicarnos cómo es el modelo de negocios? Para empezar, ¿de cuánto sería la inversión y por qué conceptos?

 EO - Básicamente la inversión inicial es en la construcción de las centrales de transferencia en los departamentos que adopten este sistema para disposición final, el suministro de equipamiento para el transporte, según el volumen que se transporte a medida que se vaya encarando el proyecto, y después están los trabajos en el punto de disposición final, como la compra de las tierras, la creación de todo el sistema de celdas, todo lo que implica la infraestructura en el punto de disposición final.

  EC - ¿De cuánto es la inversión inicial?

 EO - Va a depender del volumen, pero entre 30 y 50 millones. Como dije al principio, este es un proyecto escalable, puede comenzar con cuatro o cinco intendencias, que fue el planteo que hicimos, y a medida que se vayan agregando nuevos clientes vamos a ir aumentando la capacidad del punto de disposición y los puntos de transferencia. Luego, a lo largo del proceso, 20 o 30 años, hay que seguir haciendo inversiones en el punto de disposición final en la construcción de celdas, en la construcción de elementos para la toma de la energía. A medida que vaya aumentando la capacidad del vertedero habrá que ir haciendo inversiones en equipamiento para ir tomando la mayor energía que se irá produciendo.

  EC - En esta propuesta la inversión es totalmente privada, es de este grupo encabezado por Campiglia con socios argentinos y estadounidenses.

 EO - Exactamente, estamos abiertos, de hecho hemos iniciado alguna conversación pero no hemos tenido todavía respuesta. Estamos dentro del marco de la ley de participación público-privado que se promulgó el año pasado, estamos dispuestos a trabajar junto con el Estado, pero en principio nuestra propuesta se basaba en inversión privada.

 DM - Creemos que en este tipo de cosas el Estado no tiene que pagar para correr riesgo, el Estado tiene que pagar para tener soluciones. Entonces la lógica es: el sector privado tiene confianza en su tecnología, tenemos confianza en nuestros procesos, por tanto estamos dispuestos a hacer la inversión y que el Estado pague solamente por concepto de servicio prestado.

  EC - Ahí vamos a la otra pregunta: ¿cómo se descuenta la inversión? Si entiendo bien, la empresa obtiene dos tipos de ingresos, por el manejo de la basura y por la generación de energía eléctrica. ¿Cómo sería?

 DM - A priori, el proyecto necesita cobrar una tarifa por tonelada, porque los primeros cuatro años produce muy poco gas. A partir del cuarto, el quinto año, de golpe se dispara la producción degas, entonces se puede empezar a producir energía y venderle a UTE. El concepto es que cada intendente tiene la solución en la puerta de su ciudad, que es la estación de transferencia, y cuando deja una tonelada de residuos en nuestras instalaciones, esa tonelada de residuos se convierte en nuestro problema técnica y jurídicamente. Se factura esa tonelada, el intendente decide cuánto residuo nos deja en la estación de transferencia, y eso está afectado por cuánto residuo se produce, cuánto se recicla. Esa es una decisión de cada comunidad, la comunidad decide cuánto residuo deja en la estación de transferencia, y se factura eso. Es muy transparente.

  EC - Por otro lado, ustedes le venden a UTE la energía eléctrica. 

EO - Exacto. Entre el tercer y el cuarto año se empieza a generar una masa de energía suficiente, incluso ya está tarifado cuánto es lo que UTE está dispuesta a pagar por megavatio de energía producida por biomasa. Independientemente de que entendemos que este sistema les soluciona un tema a las intendencias y al país y creemos que hay algún otro valor agregado. Pero, como decía Diego, al principio tenemos una etapa en que cobramos por tonelada dejada en nuestros depósitos centrales de transferencia, y después el proyecto se sustenta con el pago de la energía que producimos.

  EC - ¿Hay un momento en que dejan de cobrar por tonelada recibida?

 EO - En una parte disminuimos sustancialmente ese tema.

  EC - ¿Y esa primera etapa en la que las intendencias tienen que pagar por tonelada que les entregan cierra con los números de las intendencias? ¿Cómo es con relación a lo que las intendencias destinan hoy a este tema?

 EO - Es muy difícil saber exactamente cuánto destinan en efectivo. Tenemos números muy preliminares, sabemos loque les cuesta aproximadamente por tonelada, pero no tenemos claro qué inversión están realizando porque también están haciendo inversiones a nivel de vertederos y en su sistema de manejo de la basura, y eso a veces no está puesto en el valor que se maneja. Ellos manejan de 10 a 15 dólares por tonelada por disposición, y lo que nosotros estamos planteando es un poco más, además del tema de la energía.

 DM - Pero algunas intendencias nos han abierto sus libros y nos hemos sentado con sus técnicos a hacer estudios de costos. Hay intendencias que hoy hacen transferencia, transporte y disposición, y con nuestro servicio pagarían menos. Y por supuesto, el resultado no es comparable; el costo es comparable, pero el resultado no.

  EC - ¿Qué pasaría en cuanto a plazos? ¿En cuánto tiempo podría estar funcionando un sistema como este? EC - Llamó la atención que sí se produjera hace dos meses el viaje a Italia de una delegación del CNI, el presidente de UTE, el director de la OPP. En ese momento se generó la sensación de que se iba en aquella dirección, la del proyecto impulsado por la empresa A2A de Brescia. ¿Ustedes también han planteado la posibilidad de un viaje para conocer cómo es este otro modelo en su origen?

EO - Sí; simplemente nunca tuvimos la respuesta que aparentemente tuvo el otro proyecto. Quiero agregar una cosa importante: por supuesto, sabemos por la prensa de la existencia de este proyecto, tenemos la información que ha estado en prensa, no tenemos mucho más. Por supuesto, los técnicos conocen muy bien lo que es un incinerador y cuáles son las características de este proceso de manejo de la disposición final de residuos. Creemos que nuestro proyecto es complementario, en caso de que algún municipio adopte este sistema.

  EC - Se ha señalado, por ejemplo, que en el sur del país la Intendencia de Montevideo y la de Canelones tendrían una cierta inclinación hacia el proyecto de origen italiano.

 EO - Nosotros no sabemos eso, nos estamos manejando con información de prensa, pero están manejando una capacidad que daría para manejar el residuo de Montevideo, los incineradores tienen una capacidad limitada. Esta solución nuestra es totalmente complementaria en caso de que Montevideo adoptase este sistema, pero para el resto de las intendencias esta es una solución mucho menos costosa, mucho más amigable y sustentable en el largo plazo.

 DM - En cuanto a los incineradores, son decisiones estratégicas que han servido en algunas partes del mundo por temas puntuales, como la falta de espacio, etcétera, pero en ninguna parte del mundo funcionan incineradores sin que haya vertederos controlados con las condiciones de seguridad ambiental que nosotros planteamos. En primer lugar porque, como dice Elbio, los incineradores tienen una capacidad limitada, y después porque hay residuos extraordinarios o el crecimiento del volumen de residuos supera la capacidad de incinerador o los incineradores tienen tiempos de mantenimiento y reparación importantes y los residuos tienen que ir a parar a algún lado. Son sistemas que conviven, no se excluyen. Además el incinerador necesita una plaza importante, como puede ser Montevideo, mientras que nuestro proyecto es escalable, podemos arrancar y que el Gobierno o tres o cuatro intendencias digan "hagan inversión, queremos ver cómo funciona".

 Transcripción: María Lila Ltaif

No hay comentarios:

Publicar un comentario