miércoles, 16 de mayo de 2012

SEMANARIO VOCES | 03/05/2012 | 
 Basura

 Tuve oportunidad de escuchar esta semana personalmente y por radio al Licenciado Juan Canessa, Director de la División Limpieza de la Intendencia de Montevideo, exponiendo el Plan Director de Limpieza (2011).

Precedieron al Plan actual, el Plan Director de Residuos Sólidos para Montevideo y Área Metropolitana elaborado en el período 2003-2005 por el consorcio Fichner - LK Sur y el Plan de Impacto, elaborado por esta administración para dar cumplimiento a la propuesta de la Intendenta de Montevideo, Ana Olivera, de dejarlo limpio a seis meses de su asunción (2010).

Explicó el Lic. Canessa que el Plan Director no se aplicó porque proyectaba la disposición final de los residuos sólidos urbanos en Ecilda Paullier y la Intendencia de Canelones desistió de esa implantación para el relleno sanitario de toda el área metropolitana. Señaló además que el diagnóstico que lo basaba resultó obsoleto, por la multiplicación del volumen físico de la basura en Montevideo entre 2005 y 2011.
Agregó que el Plan fue elaborado por actores externos a la Intendencia, desconocedores de la idiosincrasia local. El Director de Limpieza señaló que, no obstante, el Plan Director y su Plan de Acción estaban siendo utilizados como base de las políticas de su División, previa su adecuación en talleres "participativos", llevados a cabo con actores del sistema (funcionarios municipales, empresarios, hurgadores).
El Plan de Acción vigente se divide en ocho grandes áreas, en las que se concentrarán las acciones. Dentro de esos rubros se desglosan 46 acciones diferentes, que no aparecen jerarquizadas estratégicamente. Resumen lo que ya hace hoy la Intendencia, con el agregando de términos como "mejora", "aumento", "especial", "concursos y premios" y de expresiones de intención similares.
En resumen, más de lo mismo. Como innovación señala que "se promoverá la separación en origen de residuos secos para su posterior valorización a través de plantas de clasificación manuales y semiautomáticas", para lo que se propone un área experimental en Pocitos, donde se prevé que se haga clasificación doméstica de la basura y que cada ciudadano lleve los residuos secos que obtuvo a lugares de colecta ubicados en colegios u otros sitios accesibles. De allí serán llevados a las plantas manuales, para su separación.
En su exposición, el Director señaló que el negocio de la basura es multimillonario eidentificó a varias de las firmas legales mayoristas. Parte de la basura comprada a precios irrisorios a los hurgadores se exporta al extranjero, para su reprocesamiento. Agregó que los cientos de recolectores que aportan materia prima a esas firmas, son trabajadores informales y sin ningún tipo de cobertura.
Dijo también que los impuestos que pagamos por limpieza no cubren el costo de la actividad y que además del aporte ciudadano se requieren importantes subsidios del presupuesto general de la Intendencia. No agregó que el costo la. recolección y limpieza de Montevideo dobla el de ciudades de la región y sí dijo que Montevideo era la única ciudad de América del Sur donde el sistema de contenedores no había funcionado. A una pregunta periodística señaló que en su casa su familia no clasificaba, quizás porque lo desalentaba el vertido posterior de todo en un mismo contenedor.

  LOS RESIDUOS SÓLIDOS
Los ciudadanos tenemos poco conocimiento del proceso que implica la generación y disposición de residuos sólidos. Nuestro único rol al respecto parece ser llenar bolsas de plástico con lo que no queremos o podemos usar a nivel doméstico y depositarlas en el contenedor más próximo, donde los hay, o dejarlas en la acera, para que los servicios municipales se las lleven.
El otro contacto que tenemos con la basura es más bien visual: nos molestan y protestamos por las bolsas desparramadas alrededor de los contenedores y también por los carritos que recorren la ciudad en recorridos atípicos y ajenos a las normas de tránsito, conducidos por mayores y niños. Sabemos poco que en las ciudades y pueblos del interior no hay casi basura. Los residuos orgánicos alimentan animales domésticos (gallinas, cerdos, perros).
La escasa basura inorgánica suele ser atesorada: bolsas, papeles, frascos y botellas son allí bienes escasos. La basura en las grandes ciudades es un producto residual del flujo de materia que entra a los ámbitos de vida (urbanos y domésticos). Sólo usamos una parte de ese flujo y descartamos, todo mezclado, lo que no nos sirve, en la expectativa de que la sociedad "disponga" de esos "residuos", sin apercibirnos de que no son tales: en realidad son recursos. La prueba más clara de que lo son, es que hay gente que vive de ellos y otra que los compra, reprocesa y vende y que, por supuesto, no pierde. La Intendencia, actuando en nombre de la sociedad, entierra esos recursos, para lo que necesita disponer de tierras, camiones, personal e ingentes recursos financieros. ¿Quién gana y quien pierde con esta manera de generar y disponer de los residuos (a los que calificamos de basura)?

  TOMEMOS TRES EJEMPLOS CRÍTICOS: BOTELLAS PLÁSTICAS:

La Ley de Envases - N°17849 (2004), establece la competencia del MVOTMA para definir las normas aplicables a "... los embotelladores o importadores de aguas, refrescos u otros líquidos destinados al consumo humano o que sirvan para la preparación o cocción de alimentos con el mismo destino, así como aquellos que contengan soluciones aptas para la desinfección y la limpieza. Están comprendidas las bolsas de plástico como envases y envoltorios.regular." La misma Ley establece que "... queda prohibida la fabricación, importación, comercialización, venta, distribución y entrega a cualquier título, de aquellos productos alcanzados por la presente ley, que no se encuentren comprendidos en un plan de gestión o sistema integrado de gestión de los residuos de envases, envases usados y envoltorios de plástico". Se estipula además la obligatoriedad de que el comerciante que venda esos productos acepte la devolución de los envases (retornables o no retornables). Pese a la vigencia de la Ley, se usan. Las empresas fabricantes ahorran la recogida y lavado de los envases reusables.
 El comprador recibe, encantado, algo "gratis" y ahorra el esfuerzo de cargar de retorno una botella pesada para devolverla al comercio. El comerciante ahorra espacio de guardado de envases y tiempo de sus empleados. Todos los contribuyentes pagamos el costo de la disposición final de los envases... o de convivir con quienes viven de revolver la basura para recuperar los envases y venderlos a quienes hacen con ellos productos comercializables.

  LAS BOLSAS PLÁSTICAS:

 Nos facilitan las compras. Juntamos más de las que precisamos en nuestras casas. Dice el Lie. Canessa que está prohibido que lleven propaganda, pero igual la tienen. Las usamos para deshacernos de nuestros residuos sólidos y para llevar y traer objetos. Pero aceptamos más de las que usamos. Para quienes venden, la "bolsa" tiene un costo mínimo. Quienes compramos las recibimos de regalo. No nos gusta verlas volando por toda la ciudad, colgadas de árboles, ensuciando jardines públicos o destrozadas al pie de contenedores. Ganan los que nos las regalan porque difundimos su publicidad hasta dentro de nuestras casas y porque "comprar" se nos hace más fácil que si lleváramos nuestra propia bolsa. Pierde la sociedad entera, en sus espacios públicos y en la disposición final de bolsas que son, o no, bioprocesables.

  LOS PAÑALES PLÁSTICOS:

Son de los tipos de basura más dura e intratable. Combinan materias de procesamiento casi imposible: plásticos y fecales pegoteados. No pueden reducirse y contaminan todo lo que esté próximo, al tirarlos "a la basura junto con residuos limpios secos y húmedos. ¿Quién gana? Padres liberados del enojoso proceso de lavar pañales, comerciantes que fabrican y venden. Quien pierde: la sociedad toda, que debe subsidiar esas dos actividades. En esos tres casos, como en tantos otros, se fabrican e introducen en el mercado objetos materiales destinados a ser basura. En los tres casos el costo de esas opciones se transfiere a toda la sociedad. ¿Quién debería pagar el costo de disponer de esos materiales? Los que lo producen y los que los usan. Esto significa que no es admisible que quienes no producen ni usan productos destinados a ser basura paguen el costo en más generado por quienes optan por usarlos.
El volumen enorme de basura que se maneja hoy (y que el Director Canessa afirma que se duplicó en éstos últimos años) depende - entre otros factores - de que se permita "fabricar" basura y de que admitamos consumir esos productos. En Montevideo debe levantarse y disponerse de alrededor de 2300 toneladas por día de "residuos". Manejarlos eficazmente es un problema de gestión de recursos, tanto económicos como financieros. Las soluciones deben implementarse en todo el ciclo, comenzando por la fabricación de productos, su comercialización, la manera en que cada persona usa y dispone de los bienes que adquiere o recibe y la forma en que la sociedad acepta y maneja los residuos generados. A esos efectos, hay un primer escalón normativo. Las leyes se han hecho para cumplirlas sin excepción y las autoridades competentes deben hacerse responsables de hacerlo. Si éstas no fueran adecuadas, deben promover, fundadamente, su modificación. Lo que no es aceptable es hacer caso omiso de sus disposiciones. Esta afirmación refiere particularmente a la delegación tácita y explícita de competencias constitucionales y legales en terceros, como es, por ejemplo el hecho de la Intendencia de Montevideo reconozca que el 40% (o más) de los residuos domiciliarios de la ciudad son levantados, clasificados y desparramados por hurgadores. Una segunda instancia pasa por analizar el flujo de los productos a través de la sociedad. Un manejo responsable de los bienes que circulan por nuestras manos requiere que tanto comerciantes como quienes adquirimos y usamos productos, lo hagamos racionalmente y responsabilizándonos (comportamental o económicamente) de nuestras acciones. Esto se lleva a cabo aplicando el principio contaminador-pagador. Podemos generar basura... haciéndonos cargo de los costos añadidos, en cada circunstancia. Esos costos en más deberán expresarse en el precio de los productos.
El diferencial de costo debe ser vertido a las intendencias, como responsables de la limpieza urbana. Generamos basura no clasificada. Los hurgadores rescatan lo que pueden usar o venden y tiran donde pueden (cañadas, baldíos, calles y aceras) lo que les sobra. La Intendencias disponen de lo no levantado y, si pueden, de los restos dejados por los clasificadores informales. Lo recogido se entierra, todo entreverado, en el predio de Felipe Cardozo (que por otra parte está al límite de su capacidad receptora).El recogerla en toda la ciudad, llevarla al sitio de disposición final, apilarla, apisonarla y enterrarla implica maquinaria, mano de obra, combustible, terreno y contaminación ambiental: ratas, gaviotas y moscas alternan allí con hurgadores desprotegidos autorizados a buscar en la gran montaña descargada por los camiones. Es muy fácil clasificar la basura en ámbito doméstico, antes de mezclar lo fácilmente reutilizable, limpio y seco (cartón, papel,vidrio, metales), prvio a que se contacte con basura húmeda (en general orgánicos) o contaminante (pañales, remedios desechados, pilas y baterías).
Se hace en todo el mundo y en muchos vecindarios el ingreso que se genera recuperando productos, paga mejoras locales. En Uruguay esta clasificación se hace desde hace años por iniciativa de los vecinos en Nueva Helvecia, con excelente resultado. Nadie se siente bien si clasifica en su casa y después tira todo al mismo contenedor y sabe que todo va al mismo relleno sanitario. La responsabilidad de revertir esta situación es exclusivamente municipal. Corresponde al MVOTMA instrumentar la aplicación de la Ley de Envases, que disminuiría sensiblemente el volumen de residuos y su potencial de permanencia.
La prueba hecha con el hábito de fumar nos habla de que los uruguayos entienden y aceptan rápidamente la modificación de sus hábitos... si lo que se les pide es coherente. La disponibilidad en nuestras calles del recurso basura alimenta la informalidad y la marginalidad. Nos deshacemos de bienes potencialmente reusables. No instrumentamos social o individualmente su transformación, no penamos la "producción" de bienes sin posible procesamiento posterior (por su volumen o por su naturaleza) ni su introducción "regalada" u onerosa en la sociedad, hacemos leyes que podrían minimizar el volumen de residuos y no las cumplimos. Los planes elaborados con quienes son beneficiarios del mal uso (recolectores y clasificadores informales, funcionarios municipales, empresas que medran con la basura que producimos) sólo dan opciones de "más de lo mismo": procesos más caros en una ciudad más sucia. No está mal que participen los involucrados, pero su participación debe hacerse de manera que el bien común prime sobre su interés corporativo. No resulta aceptable el concepto de que se puede externalizar hacia la sociedad los mayores costos derivados de acciones privadas o empresariales.
Quienes producen botellas plásticas y quienes optan por usarlas, quienes eligen los pañales de plástico, quienes "premian" a sus clientes con montones de bolsas plásticas deben hacerse cargo de el costo de su procesamiento formal posterior, recogiendo y tratando adecuadamente sus productos o pagando inexcusablemente a la sociedad el costo de hacerlo. La ausencia de la basura-recurso en las calles es un elemento clave para que desaparezca toda la cadena informal que de ella vive. La creación de procesos productivos formales, puede dar ocupación integrada a quienes hoy trabajan de manera marginada y degradante, adultos y niños.
 El primer paso es atacar la generación de basura. El segundo es que los generadores de residuos se hagan cargo del costo de su ciclo completo, minimizando la externalización de procesos a la sociedad o pagando por aquellos que resulten inevitables. El tercer paso a encarar es la clasificación domiciliaria obligatoria, que no tiene sentido sin una recolección diferenciada. El cuarto es el nuevo diseño institucional de los procesos de gestión de los residuos sólidos y la limpieza urbana, partiendo de la base de que estos procesos son competencia indelegable de las Intendencias y que éstas deben asumirlos formalmente. Esto significa que la recolección informal es inaceptable, por lo que implica para la calidad de vida y salud de quienes viven de ella y por lo que implica para toda la ciudad. Minimizado el volumen de residuos generados, debe procederse a la disposición final de lo que no pueda ser recelado. Hay varios procedimientos probados ya en el mundo. En muchos de ellos se recupera energía como insumo aprovechable socialmente. La opción debe ser técnica y basada en la optimización de los costos y beneficios públicos.
 Lo que no debiera suceder es que se opte por sistemas propuestos por empresas que buscan - lógicamente - su propio lucro y que se promocionan invitando a jerarcas a viajar para visitar sus plantas. El Uruguay tiene técnicos capacitados para asesorar debidamente a los decisores. Y si alguien debe viajar a analizar in situ un proceso, deberá ser ese técnico y no una excur sión de políticos. El gran cambio pasa por saber que los residuos sólidos son un recursos y que es imprescindible que la sociedad los procese de la manera más eficaz.

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